Suena a contradicción, como tantos episodios de la política argentina. Lo cierto es que tras un prolongado período signado de confrontaciones, el gobierno acelera los tiempos legislativos mediante “leyes express” de cara al 10 de diciembre cuando asuma el nuevo Parlamento.La prioridad de la Casa Rosada y sobre todo de Néstor Kirchner, es la aprobación de la Reforma Política que le permita ganar la interna o primaria del Partido Justicialista, imponiéndose a figuras como Carlos Reutemann, Eduardo Duhalde o Felipe Solá. El proyecto de ley, que cuenta con media sanción en Diputados, perjudica a los partidos menores y a las fuerzas nuevas, al establecer porcentajes obligatorios que habilite la candidatura. Por esta razón, grupos de izquierda que en los últimos meses fueron aliados del oficialismo en el Congreso mantienen sus diferencias con respecto a la reforma. En definitiva esta ley posterga cambios necesarios, como el voto electrónico o la boleta única, y sólo se implementa para respaldar los intereses de quien ejerce el poder.
Cabe destacar que el kirchnerismo, mediante un tratamiento acelerado, también aprobó hasta el final del mandato de Cristina Fernández la prórroga de la ley de Emergencia Económica. Este proyecto, que en el 2002 fue rechazado por la Presidenta como senadora, le permite al gobierno renegociar los contratos de los servicios públicos, fijar tarifas y regular los precios de la canasta básica de alimentos. En la misma sesión también se sancionó un aumento del 91 por ciento al Monotributo y obtuvo media sanción el proyecto que establece un impuesto del 1 por ciento sobre los abonos de los usuarios de telefonía celular para financiar al deporte olímpico.
Tras el fracaso electoral del 28 de junio, el gobierno sabe que no hay mejor defensa que un buen ataque. Para el oficialismo, los medios de comunicación, sobre todo el grupo Clarín, influyeron en su derrota, de ahí la sanción de leyes que afectan directamente al multimedio como la polémica ley de Servicios Audiovisuales que obtuvo su sanción tras un debate de sólo dos meses y la aprobación de manera vertiginosa de la iniciativa que autoriza la obtención de ADN obligatorio. Soberbia, falta de autocrítica y un manejo discrecional de leyes y decretos de necesidad y urgencia son marca registrada de la era kirchnerista.
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Por Sabrina Maier
