11 de Octubre: Último Día de Libertad de los Pueblos Originarios

Si nuestra historia -la de toda América- pudiese ser pintada, sin duda alguna el rojo sangre sería la encargada de teñir estas páginas. Historia, como supiera expresar Jacobo Burckhardt, es lo que a una época le parece bien advertir en otra.
Hasta ayer vestidos de fiesta para celebrar la mayor masacre en la historia del mundo, los nuevos hijos de América nos negamos rotundamente a aceptar que se deba conmemorar el fin de la libertad de los pueblos originarios. Es éste el instante preciso en que deben estas tierras advertir, al decir del historiador Burckhardt, que aquel 12 de Octubre de 1492 fue el día en que toda una parte de la humanidad fue sentenciada a muerte y su cultura condenada a la extinción.
Ni cientos, ni miles, sino millones de hombres, mujeres y niños fueron masacrados sin clemencia ni piedad ante el avance del Imperio de la Sangre y el Terror. Y siendo hoy también los herederos de aquel expansionismo europeo, nosotros -absortos por la ambivalencia de nuestra cultura- festejamos la propia muerte de nuestra historia, celebramos ver la espada sobre nuestro pecho, y nuestro espíritu libertario entumecido. Celebramos la muerte del indígena.
Es quizás ésta la última de las batallas que hasta hoy está ganando el Reino de la Espada y el Genocidio; y por ello, precisamente por ello, es que se percibe aún fresca la sangre de nuestro origen sobre heridas que aún no cicatrizan. En definitiva, somos lo que recordamos. Y así, cada 12 de Octubre la Muerte se posa en el aire a disfrutar como todo un pueblo amnésico celebra el olvido de su propia historia al compás de los actos escolares.
12 de Octubre es el aniversario del día que dio inicio al mayor genocidio en tierras americanas. 12 de Octubre es el aniversario que recuerda el fin de la era de la libertad de los pueblos originarios. 12 de Octubre es el aniversario del más perverso choque de dos culturas que se haya podido imaginar. 12 de Octubre es el comienzo, es la desaparición de la cultura nativa, es la imposición de creencias, costumbres y tradiciones ajenas. Es nuestra propia historia, no la de otros, la que murió en forma violenta desde la conquista europea. Hoy, como dijera Silvio Rodríguez, la tierra llora…
Si celebramos el 25 de Mayo como el aniversario de nuestro primer día de Libertad tras toda una era de opresión, no hay razón alguna que obste pensar que debiese ser conmemorada la fecha en que se gozó del último día de ella. La Libertad, en definitiva, es la que le da sentido a los Pueblos.
Sin ánimos de sembrar antagonismos entre las culturas que hoy conviven en la sociedad, es ésta una gran convocatoria al reavivamiento de la llama extinta desde la sanguinaria colonización europea para la celebración, en todo lo ancho y largo de las tierras Americanas, del 11 de Octubre como el Último Día de Libertad de los Pueblos Originarios.