Se ha mostrado inactivo frente a la inseguridad. Hizo de las obras públicas una herramienta de demagogia extraordinaria y corrupta, mientras en las salas de atención sanitaria faltan insumos y son atendidas por médicos mal pagos. Desconoció el derecho a huelga, al reprimir a empleados municipales con armas de fuego. Aumentó su sueldo a cifras astronómicas, mientras 1.300 empleados eran despedidos. Hizo del medio ambiente una bandera, mientras el Polo Petroquímico de Dock Sud sigue contaminando la sangre de las 1.500 familias que viven allí, en Villa Inflamable, ocasionando trastornos en los embarazos de sus mujeres y alteraciones en el metabolismo de los niños, lo que les provoca disminuciones en su talla y peso, y deficiencias en su coeficiente intelectual. Paradójicamente, en 2009 gastó el mismo presupuesto en salud que en publicidad oficial en la cual promocionó su propia campaña y gestión, mientras el índice de desnutrición infantil en la Isla Maciel crece pavorosamente.
Como si esto fuera poco, los vecinos de Avellaneda son víctimas de una de las tantas malas concesiones que realizó, como lo es la línea comunal 570, que aparte de brindar un servicio desastroso, abandonó el boleto único a una tarifa mínima para aumentar sus precios organizados en secciones, alejándose del bolsillo de estudiantes, trabajadores y jubilados. Previsiblemente, el gobierno municipal se mostró indiferente ante esta situación que no responde a ninguna norma vigente.
Como si esto fuera poco, los vecinos de Avellaneda son víctimas de una de las tantas malas concesiones que realizó, como lo es la línea comunal 570, que aparte de brindar un servicio desastroso, abandonó el boleto único a una tarifa mínima para aumentar sus precios organizados en secciones, alejándose del bolsillo de estudiantes, trabajadores y jubilados. Previsiblemente, el gobierno municipal se mostró indiferente ante esta situación que no responde a ninguna norma vigente.
Es hora de preguntarse entonces a qué apuestan los vecinos de nuestro partido ¿A la inseguridad? ¿A la paupérrima o inexistente atención sanitara? ¿A la corrupción de un intendente que privilegia sus propios intereses por sobre el trabajo de miles de empleados? ¿A la defensa de los beneficios de las empresas petroquímicas por sobre la contaminación de nuestro río que hipoteca la salud de generaciones de avellanedenses? Un cambio en nuestros representantes es necesario con urgencia...